Has escuchado hablar de la oxitocina en el momento del parto, pero no tienes muy claro qué es exactamente ni cuál es su función en el parto, ¿verdad?
Por eso, te hemos preparado este artículo.
Queremos explicarte de manera sencilla qué es, por qué la llaman “la hormona del amor” y cuándo (y cómo) hay que administrar oxitocina en el parto.
Oxitocina: qué es y cuál es su función en el parto
Empecemos por el principio.
La oxitocina es un nonapéptido, una pequeña molécula que tiene diversas funciones: como neurotransmisor, como neuromodulador y como neurohormona. Vamos a centrarnos en esta última para explicarte la función de la oxitocina en el parto.
De hecho, la palabra oxitocina (deriva del griego oxys (rápido) y tokos (parto).
La oxitocina produce contracciones. Es decir, la oxitocina es la hormona que nos
ayuda a dilatar el cuello uterino y desencadena el parto (natural o inducido).
Cuándo administrar oxitocina en el parto
La oxitocina no es una pastilla que puedas tomar para acelerar el parto.
Pero sí que puede ser que tu cuerpo no genere la oxitocina necesaria para dar a luz y que el médico te diga que necesitas oxitocina artificial para inducir o acelerar el parto.
En el caso de que te tengan que administrar oxitocina en el parto, puedes pedirle a tu médico que te explique:
- Cómo lo van a hacer: podemos pensar que nos van a dar X dosis de pastillas de oxitocina, pero lo cierto es que la oxitocina en el parto se inyecta mediante gotero y en dosis pequeñas y controladas.
- Qué vas a sentir: si vas a notar, o no, contracciones más fuertes y dolorosas (y si en ese caso, puedes -si quieres- recurrir a la epidural).
- Cómo afecta al bebé la oxitocina: la oxitocina artificial es un medicamento y como todos se han de usar correctamente para que todo vaya bien.
Tu médico te puede hablar tanto de los riesgos como de los beneficios de la oxitocina y si es necesaria administrártela para tener un parto seguro tanto para ti como para tu bebé.
Generar oxitocina para adelantar el parto
Seguramente ahora mismo estás preguntándote si hay alguna manera de generar más oxitocina para así poder tener un parto natural.
Vamos a hablarte de tres aspectos.
La oxitocina en los alimentos
Aunque hay personas que hablan de la relación entre la alimentación y el aumento de la oxitocina, no hay ningún alimento que la produzca. La oxitocina es un nonapéptido que solo somos capaces de producir los seres vivos en nuestro organismo.
Pero, aunque no hay alimentos que la contengan, algunos estudios relacionan ciertas plantas con la oxitocina. Aún así, nuestro consejo es que hables con tu médico.
Actividades para aumentar la oxitocina
Como te decíamos, aunque no hay alimentos ni productos que produzcan oxitocina de manera directa, el sentirte bien estimula la producción de oxitocina.
Es por eso por lo que la llaman “la hormona del amor».
Abrazar, agradecer, ser generosa, reír, hablarte bien… van a ayudarte a generar oxitocina de manera natural.
Otra actividad que te puede venir muy bien es el ejercicio. Te puede ayudar a cuidarte en el embarazo y prepararte para el parto.
Productos para estimular la oxitocina
Y también puedes buscar objetos que te ayuden a sentirte bien.
Por ejemplo, velas naturales o difusores de aceites esenciales que te ayuden a crear una atmósfera en la que te sientas mejor.
Eso sí, si los aceites los quieres para un masaje, pregunta a tu médico cuáles no tienen contraindicaciones.
Apego, lactancia y oxitocina
La mujer, además de en el parto, libera oxitocina en el orgasmo y en la lactancia.
La oxitocina promueve la liberación de leche materna y facilita la succión de tu bebé. Esto sucede porque cuando se estimulan los pezones, las células musculares alrededor de los conductos de leche se contraen. Y esas contracciones permiten que fluya tu leche.
Además, la oxitocina también es conocida como “hormona del apego”.
Esto se debe a que la oxitocina está relacionada con esa sensación de bienestar que sentimos cuando formamos vínculos.
Como el maravilloso vínculo que estableces con tu bebé: desde las primeras semanas de embarazo, en el contacto piel a piel, en la lactancia, en el colecho…
Pero también en las miradas, las palabras y los besos.