«La infancia es única y debe ser cuidada y respetada por todos, ya que marcará el futuro del niño y su forma de ver el mundo”.
Alejandra Melús es maestra de Educación Especial y experta en Atención Temprana e Intervención Psicomotriz y trabaja con niños de cero a seis años realizando sesiones individualizadas de tratamientos especializados.
Podéis seguirla en su blog Atención Temprana y Estimulación
El aburrimiento es bueno en los niños.
Sí, estáis leyendo bien. Los niños deben aburrirse para que creen juegos para potenciar la imaginación y desarrollar la exploración por sí mismos, sin limites ni pautas para ello.
En la actualidad tratamos de entretener a los niños con todo lo que ofrece nuestro entorno, ya que las posibilidades son infinitas y cada día hay más entretenimientos posibles a su alcance.
Los juguetes, las consolas, las nuevas tecnologías y un sinfín de objetos, impiden que los niños desarrollen su imaginación como lo hacíamos las generaciones pasadas, que contábamos con la mitad de opciones y pasábamos más tiempo en la calle y jugando con otros niños o incluso solos.
Está claro que nuestros hijos han nacido en una generación tecnológica, llena de posibilidades que serán y son muy útiles en su día a día pero, no debemos olvidar la esencia del desarrollo natural, ya que nos ofrece grandes posibilidades para el desarrollo cerebral, experimental y sensorial.
Y os preguntaréis cómo podéis fomentarlo.
Yo os aconsejo que pongáis al alcance de vuestros hijos los juguetes más básicos que tenga o incluso objetos que no sean juguetes en sí pero le inviten a imaginar y desarrollar sus sentidos, evitando tener a demanda todo aquello que le mantiene menos activo, como los juguetes de botones, sonidos y otros estímulos. Ya que que éstos realizan parte del juego por él y dirigen más la actividad, restando imaginación y participación del niño.
Por lo tanto, si no los encuentran a su alcance, no serán una opción tan recurrente.
Por el contrario, los juguetes de madera presentan todas las cualidades para cumplir con los requisitos que buscamos.
Son ideales para que nuestro hijo se divierta y a su vez experimente, teniendo que pensar, imaginar, resolver, procesar, manipular, y un sinfín de opciones que le harán crecer como persona autónoma, independiente y resolutiva, sabiendo enriquecerse de lo que su cuerpo es capaz de hacer sin necesidad de nada más.
Para ello os ofrezco algunas actividades que podéis realizar con vuestros peques:
1) Fabricar un cesto de los tesoros, donde podéis recopilar objetos de diferentes temáticas y almacenarlos en cajas y además los elementos podrán variar tanto como deseéis:
– Podemos hacer una caja de elementos del medio ambiente con piedras, troncos, hojas, flores, cuerdas, un tarro con agua, un tarro con arena…
– Una caja con elementos del día a día con un peine, una cuchara, una esponja, un plato, un reloj, un trapo…
– Una caja con elementos de juego simbólico con materiales para disfrazarse, animales de goma, un teléfono de madera o lo más sencillo posible…
Y todas las cajas o cestos que deseemos, teniendo así un material sencillo, cambiante, económico y enriquecedor.
2) Además podemos jugar a dar funciones diferentes a cada juguete, es decir, presentando un material y experimentando diferentes juegos sin ser el habitual o para el que el juguete está destinado. Por ejemplo, los pinchitos pueden ser un gran estímulo sensorial, tirándolos por encima del niño o dejando que meta sus manos en la caja y toque todas las piezas.
Dejándole que juegue con un cubo de agua y realice lo que desee con él (en la terraza, por ejemplo). Veréis lo que puede dar de sí un simple cubo con agua.
3) Aprovecharnos de los factores externos de cada sitio donde acudamos.
Por ejemplo, si vamos a la montaña o al campo, dejaremos que juegue con piedras, hojas, palitos, hierbas…
Si estamos en la playa, trataremos de que se empape con el agua, se reboce con la arena y éste sea su principal juego.
Si va a casa de alguien, que intente jugar con lo que allí encuentre (pintar, hacer una pelota con papel, veo-veo, palabras encadenadas, pedir un juguete que allí haya…).
De este modo aprenderá a llevarse sólo uno o dos juguetes sencillos consigo cada vez que sale de casa, sin necesidad de ir cargados con todo y haciendo que así se adapte a cada situación.
Para disfrutar plenamente de todo ello, el niño debe aburrirse, cansándose de buscar opciones dentro del juego, dando rienda suelta a su imaginación y a las posibilidades que le ofrece cada material, siendo capaz de buscar estrategias de adaptación a la situación de desgaste del juego, pensando cómo seguir entreteniéndose sin necesidad de cambiar de actividad o de compañía del adulto.
Es esencial enseñar a los niños a aburrirse, porque todo ello les hace más independientes, autónomos y libres.
Deben comprender que lo material es un valor añadido dentro del juego, que no es imprescindible para poder experimentar, disfrutar y divertirse.
2 Comments
¡Cuánta razón! Antes nos buscábamos la vida para entretenernos.
Mi buenhijo c una alargadera es feliz, y en verano c un cubo,; agua y tierra… ni te cuento