Ya llega el verano, ya llega la fruta…. Y ya llegan las dudas de las mamás y papás, tíos, tías, abuelos, amigos, conocidos, blogueros y un largo etcétera sobre un tema recurrente: los niños y la piscina.
Y es que no es un tema para tomarlo a risa; es un tema serio por las graves consecuencias que puede llegar a acarrear. No os voy a hablar de estadísticas porque está claro que, para el que le toca, su estadística es el 100% y le va a importar un pepino la estadística general. Esto es así.
Bañarnos con seguridad, ¿qué le pongo a mi hijo?
Como os decía, al llegar esta temporada, tanto yo como otros profesionales recibimos dudas sobre seguridad en piscinas y, sobre todo, sobre cómo proteger a nuestros hijos para evitar un ahogamiento. Me preguntáis sobre todo qué es mejor, que si flotadores, que si manguitos, que si he leído por ahí que esto sí, que aquello no…
Una cosa tengo bien clara y me gustaría que os quedase clara también a vosotros: las mamás y papás sois quienes mejor conocéis a vuestros hijos. Ocurre que gente como yo escribimos en nuestros blogs o redes sociales sobre productos y eso está muy bien pero no debéis creernos siempre a pies juntillas. Tened en cuenta que, con todo el cuidado del mundo, voy daros mi opinión sobre diferentes productos del mercado que os pueden ayudar a resolver vuestras dudas, pero nunca os diré lo que tenéis que hacer. Esa es una decisión que sólo vosotros podéis tomar. Podéis tratarme como un asesor acuático, ¿os parece? 😉
Os animo también a que cuando leáis un artículo, reviséis quién lo escribe y cotilleéis un poco sobre quién es, por qué escribe así, etc. Si de verdad os da confianza, adelante, pero no creáis lo primero que leáis, ¡ni incluso de mí! Os invito a cotillearme 😉 (Paco Sánchez Aguilar en Pamplona, trabajo en OnFitness)
Hay muchísimos productos en el mercado, así que voy a centrarme en los más conocidos (o eso creo yo) y si tenéis cualquier duda, crítica constructiva o cualquier otra cosa que necesites, podéis escribirme y yo estaré encantado de leeros (pakinen.sanchez@gmail.com).
Vamos al lío, ¿qué es lo mejor?
Lo mejor siempre es la prevención. Suena a tópico pero después de más de 10 años en esto, creedme que es así. Ya me he tirado varias veces a la piscina a salvar niños que “supuestamente” estaban seguros. Lo más seguro es que estén con vosotros. Tú conoces a tu hijo, tú sabes hasta qué punto le vas a permitir libertad.
Si es un niño muy movido lo ideal es acotar una “zona de juego” de tal forma que en caso de accidente siempre esté a tu vista (ojo, ¡que los socorristas también se despistan!). Realmente, con los elementos de flotación el peligro no viene por el material en sí, si no por creer que con ese material es suficiente y no hay que vigilarlos. Un problema es ver a niños muy pequeños con manguitos o flotador SOLOS en la piscina. Y el problema no es el manguito, el problema es la falta de atención al menor en un medio divertido pero peligroso.
Después de saber que lo mejor para tu hijo o hija es que esté siempre contigo, bajo tu vigilancia, vamos a diseccionar el tema aún más. ¿Estamos hablando de aprender a nadar o de disfrutar del agua en familia? Una cosa es el material que utilizamos los profes para enseñar a nadar y otra cosa son los elementos de flotación del mercado.
Me preguntan al acabar la natación en junio: “Si le pongo manguitos en verano, ¿no irá para atrás?”. ¡Por supuesto que no! Los niños tienen bien claro cuando están “en clase de natación” y cuándo están con los papás en la piscina. Yo no uso manguitos en mis clases de natación pero eso no es óbice para que tú no los uses con tus hijos y te lo pases bomba. Yo a mi hija (2 años) le pongo un cinturón de flotación y nos lo pasamos bomba.
Voy a explicaros desde mi punto de vista los beneficios de cada elemento de flotación/juego:
- Chaleco flotador. Lo primero es saber si está homologado por la CE y cumple normativa EN. Tiene gran poder de flotación pero no es inmune a golpes de otros niños ni caídas en el suelo que puedan dejar inconsciente. Muy útil si tu hijo no se maneja muy bien en el agua o tiene inseguridad. Procura, si ocurre esto, bañarte con él en una zona tranquila con algún juguete y ve poco a poco. No le digas cosas como “Venga, tírate que con eso flotas”, “¡No seas miedica que con eso flotas!” porque el miedo no es algo racional. Dale su tiempo y verás como va todo como la seda. Ideal también si eres madre de dos y quieres jugar con ellos en el agua. Flotan, sí, pero no les quites nunca el ojo de encima porque aunque lleven buenos cierres los niños ya sabemos que son grandes Houdinis. Por el contrario, puede haber niños que requieran estar más sueltos y puede que les agobie. Tiene de bueno que deja libre las manos y no lleva excesivo aparataje en extremidades.
- Manguitos. Yo no recomendaría los típicos inflables de una cámara que puedes coger en tiendas que todos sabemos. Son fácilmente extraíbles con el riesgo que conlleva y se pinchan con facilidad. Además, las costuras hacen rozaduras. Si te decides por manguitos, procura comprarlos del tamaño de tu hijo. Hay unos de la marca Delphin que no se pinchan y se pueden acoplar varios discos para flotar más o menos. No es muy útil para aprender a nadar pero sí que ayuda a que el niño se desenvuelva en el agua, empiece a tener autonomía, a quitar el miedo… que son elementos clave a la hora de aprender a nadar. Además de manguito, se puede usar de disco flotador, frisbi, elemento de juego en el agua… Sí, el precio puede parecer alto pero el material de calidad es lo que tiene, que no vale 5 euros el pack. ¿Para flotar, aprender a hacer burbujas, meter la cabeza, jugar, patalear, hacer ejercicios de propiocepción…? Sí, es útil y se puede trabajar con él bien. Eso sí, me repito, nunca lo pierdas de vista: un niño es un niño, lleve lo que lleve.
- Swimtrainer o flotador de entrenamiento. Diseñados según el fabricante para ofrecer una postura óptima para la práctica de la natación. Un poco aparatoso pero la verdad es que tiene un buen cierre de seguridad que no está al alcance del peque, es buen elemento de flotación, ofrece practicidad a la hora de realizar juegos en el agua y tienen varios modelos en función del peso, lo cual permite una evolución. Se puede usar desde bebés. Os recomiendo este flotador pero también tenerlos en brazos cuando son muy peques, piel con piel también en la piscina. Eso les ofrece la seguridad de los brazos, el calor.
- Churros. Ideales sobre todo en natación porque es muy versátil y nos deja a los profes trabajar con seguridad con varios niños. Además, nos permite utilizarlo para la técnica de varios estilos de natación. Para las familias también es muy útil como elemento lúdico.
Entonces, ¿qué elijo?
Es muy sencillo: que tu hijo pruebe lo que más le guste, que disfrute del agua… Olvídate de que aprenda a nadar. Todos los niños aprenden a nadar pero, sobre todo, aprenden antes cuando vienen a clase felices, motivados, contentos.
Elije lo que quieras sabiendo que no debes apartarte de su vista, que a veces es cansado estar tooooda la tarde con ellos en el agua, pero que ningún elemento te va a garantizar un 100% en el agua. También has de saber que los niños no gritan en el agua, se produce una muerte silenciosa: su cerebro sólo puede pensar en respirar y no es capaz de pedir ayuda.
Que elijes chaleco porque lo ves mejor, adelante; que manguitos, perfecto. Pero estáte con él mientras juega, disfruta, déjale experimentar. Si se quiere quitar el material, déjalo que lo haga delante de ti; si lo toma como un juego lo hará cuando no mires.
En definitiva, no existe la panacea pero sí existen las familias responsables que eligen el material que creen mejor a sabiendas de que puede ocurrir un imprevisto (igual que en casa, en el parque…) pero que si estás pendiente ese imprevisto sólo queda en susto.
Paco Sánchez Aguilar reconoce tener sus pasiones dentro y fuera de casa.
«Soy papá, blogger, técnico sanitario, instructor de actividades acuáticas y socorrismo, profesor de spinning y estudiante de derecho. Siempre con ganas de seguir aprendiendo y con una sonrisa en la cara.»
Especializado en matronatación y en trabajar en el agua con bebés, es autor de libros como «¡Mi bebé flota!» y «Aprender a nadar jugando: método LudoQua».
Podéis seguirle en su web: franciscosanchezaguilar.com
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