Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo. Aristóteles
En palabras de Daniel Goleman, la inteligencia emocional es el conjunto de capacidades, metahabilidad, modo de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos y que determina el grado de dominio que alcanzaremos en el resto de facultades mentales(…)
El autor habla de ciertos puntos:
- Conocer las propias emociones
- Manejar las emociones
- Motivarse a sí mismo
- Reconocer las emociones de los demás
- Establecer relaciones
La inteligencia emocional es imprescindible: debemos trabajarla desde el primer día. También puedes estimular a tu bebé para que la desarrolle de una forma adecuada.
- Incorporemos y reforcemos los vínculos emocionales hasta en las rutinas diarias y a la hora de jugar: contacto visual, contacto físico (caricias, abrazos, masajes), imitación, gestos, expresiones de agrado hacia su conducta.
- Transmitirle positividad desde el lenguaje no verbal hasta el verbal: mensajes positivos y devoluciones de cariño, verbalizar lo guapo que es, lo mucho que disfrutas de estar a su lado, hasta sonreírle y hacerle mimos hasta que nos cansemos.
- Verbalizar las emociones siempre las propias y las del peque, en alto, para que vaya familiarizándose con ellas, para que las vaya incorporando como normales, habituales y propias.
- Dejar que haga por sí mismo pequeños avances, que tenga pequeñas metas y vaya alcanzándolas, y ayudarle pero siempre desde fuera, que sea el peque quien lo haga. Así reforzaremos su apuesta por sí mismos y que se crean que son capaces de lo que se propongan, que de eso se trata y es así.
- Cuidemos el ejemplo que le damos, seamos siempre, en la medida de lo posible, sonrientes, agradables con ellos, transmitámosles confianza y seguridad, el cariño se traduce en esto como una inversión a largo plazo. En gran medida se produce un aprendizaje por imitación.
Lo emocional empieza desde antes de nacer y no termina nunca, trabajarlo es imprescindible y ayudarles cuando son peques también lo es: estimular su inteligencia emocional es crucial.
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