Me llamo Esther, gestora de contenidos del blog de moda infantil y puericultura Me pica la etiqueta. A mis hijos, les encanta probarse ropa pero, ¿qué es lo primero que dicen cuando estrenan una prenda?… sí, lo habéis adivinado… ¡me pica la etiqueta!. De ahí el nombre del blog.
El blog nace ante mi inquietud por una moda actual, divertida y muy urbana. Y las tendencias en moda, no solo las vemos en prendas de vestir, también en puericultura, decoración,….
Lo más importante es disfrutar de cada instante, el aprendizaje viene con la experiencia.
Podéis seguirla en su blog Me pica la etiqueta
Trucos para que los niños herenden sin ser un drama
Cuando mi hijo tenía tres años, decidimos comprarle una bicicleta. Por aquella época, a su primo, que es mayor que él, se le había quedado pequeña la suya y, a pesar de estar nueva, ya no la usaba. Por eso, nos parecía absurdo, comprar una nueva pero, al ser su primera bici, queríamos que el niño se sintiera especial, ¿nuestro truco?, sencillo. Arreglamos las ruedas, cambiamos el sillín que estaba un poco desgastado, pusimos un timbre nuevo y unas pegatinas chulas. El resultado fue un niño boquiabierto al ver su bici nueva.
Que mis niños se merecen lo mejor de lo mejor, para mí, es algo evidente pero, ¿esto implica que tengan que estrenar todo para que se sientan como príncipes?
Los niños pueden heredar artículos (ropa, bicicletas, juguetes,…) de primos, vecinos o hermanos mayores que igualmente pueden pasar a alguien más cuando ya no les valga. Se trata de sacar el máximo provecho de la vida útil de las cosas (y ahorrar, claro está). Si bien es cierto que heredar no es lo mismo que estrenar, tengo claro que no tiene por qué convertirse en un drama para mis hijos por eso, con la experiencia de la bici, descubrí que tengo que aplicar mis pequeños trucos para que heredar sea alguno divertido e ilusionante para mis niños.
Me he dado cuenta que, a veces, simplemente decir quién era el antiguo propietario de lo heredado, es suficiente. Mi hija, idolatra a su hermano mayor, por eso, heredar sus cosas, le encanta.
De todas formas he aprendido que, cuando intuyo que no les va a hacer gracia ser los segundos propietarios de algo, no tengo por qué decir que es heredado. Meto la ropa o juguete en el cajón correspondiente y, cuando lo descubren y me preguntan, para mí es tan sencillo como contestar, “pero si eso lleva meses ahí, ¿no te acuerdas?” y, rápidamente cambiar de tema de conversación. Con un poco de suerte, no se habrán dado cuenta del pequeño engaño.
Si, irremediablemente, se van a enterar de que están heredando y, no les apetece, mi actitud influye mucho y aquí, es donde hago labores de agente comercial y, con una gran sonrisa, intento vender las bondades de lo que están heredando pero, ojo, de forma muy sutil, los niños no son tontos.
En cualquier caso, no hay nada peor que intentar convencer a un niño que herede algo que se ve estropeado, desgastado o sucio por eso: heredado pero, con aire renovado. Igual que hicimos con la bici, un lavado de cara es muy, muy importante.
Y, tanto si los niños heredan como si no, lo fundamental es que se sientan especiales. Al final, los niños no recuerdan las cosas que les compramos pero, sí el amor con que se las damos.
Buen día a tod@s!!
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