Soy Alejandra Melús, experta en Atención Temprana e intervención Psicomotriz, además de maestra en Educación Especial. Mi formación siempre ha ido ligada a la infancia y sobre todo a las necesidades del niño.
Me encanta ponerme en la piel del peque e intentar transmitir sus necesidad de una forma empática, ya que este es un valor esencial para comprender y comunicarnos con los niños. Saber comprender las emociones del niño nos hace abarcarlas de forma adecuada y con la con la sensibilidad oportuna.
Además soy mamá hace un año y medio lo que me hace estar aprendiendo y renovando conocimientos constantemente, donde cada día adquiero nuevas formas de juego, de experimentación y exploración del entorno, de cariño y comprensión.
Escribo mi propio blog de Atención Temprana y Estimulación, donde hablo de primera infancia y disfruto compartiendo con todos mi pasión por la educación y los peques.
¿Por qué extrañan los niños?
A partir de los seis meses los niños ya identifican a las personas conocidas en su entorno y saben reconocerlas, por lo tanto, cuando aparece alguien desconocido o que no ven muy a menudo, aparece la sensación de rechazo y a veces incluso el llanto.
También observamos que el niño no quiere quedarse solo ni quiere perder de vista a sus padres, algo que mejorará cuando aparezca el concepto de permanencia de objeto, sobre los ocho o nueve meses de vida, donde el niño empieza a comprender que los objetos y las personas que no están frente a él no es que desaparezcan, sino que pueden ocultarse y volver a aparecer aunque no estén a su vista (de ahí que les encante jugar al “cucú-tras”).
Esto nos muestra claramente que el niño está viviendo un cambio madurativo, donde ya es consciente de su entorno y empieza a sentir necesidades y querer comunicarlas, por eso llora cuando no se le ofrece lo que él siente que necesita, que es la compañía de sus padres.
Debemos hacer caso de lo que el niño quiere comunicarnos, teniendo en cuenta sus manifestaciones, y sin obligarle a estar con quien no quiera, sin obligarle a dar muestras de cariño o a estar en brazos de quien no quiera, ya que esto le hará desconfiar de nosotros y no sentir la seguridad que en este momento necesita.
Es un proceso en su desarrollo y, por ello, debemos vivirlo como tal, sin angustia y con tranquilidad, intentando transmitir comprensión y calma al niño.
¿Qué es la angustia por separación?
En algunos casos, cuando el niño se siente más angustiado y no encuentra la forma de calmarse o, ante un cambio significativo en su rutina o entorno, puede aparecer la angustia por separación.
Hay niños que no pasan por este momento de manera angustiosa, pero otros, extrañan y siente angustia ante la separación de sus padres y, suele darse más en la separación del niño con la madre, ya que suele ser con quien más tiempo pasa el peque.
La angustia por separación puede aparecer en torno a los ocho o nueve meses o incluso más tarde y alargarse en el tiempo o no, dependiendo del peque y de lo que suceda en su entorno. A veces un cambio en su rutina, un hecho significativo o algún contratiempo puede desatarlo.
Este término fue acuñado por Bowlby (psiquiatra infantil que estudió y desarrolló una teoría completa del apego), del cual se ha estudiado mucho en los últimos años por muchos profesionales.
Por lo tanto, me gustaría ofrecer varias pautas que puede mejorar la angustia por separación:
- Anticipar los cambios y lo que vayamos a realizar a lo largo del día que pueda suponer angustia al niño (desde bebés, aunque creamos que no nos comprenden). Por ejemplo, contándole que tenemos que ir a trabajar después de comer y tendrá que estar con los abuelos.
- Despedirse siempre del niño, a cualquier edad, aunque le cueste mucho hacerlo, pero no irnos nunca cuando está dormido o cuando llegue quien se vaya a quedar con él. Debemos estar un rato con él y con quien vaya a quedarse y despedirnos bajándonos a su altura y explicándole que nos vamos un rato y que volveremos después de cenar, comer o algún hecho que sea aclarativo para él.
- Despedidas calmadas y con comprensión, sin regañarle porque no se adapta, ni alargándonos hora en el momento del adiós.
- Darle seguridad y contención abrazándole, ofreciéndole cariño, poniendo palabras a sus emociones, dándole herramientas para que sepa canalizar sus emociones…
- Potenciar la permanencia de objeto. Jugar al escondite, al “cucú-tras”, a buscarnos por la casa, para que comprenda que aunque no nos vea, podemos estar ahí, nos siempre es necesario el contacto ocular entre ambos para estar juntos y atender sus demandas.
- Fomentar los juegos de interacción recíproca, donde juguemos juntos, por turnos, necesitando la ayuda uno del otro, hacerse cosquillas, contar un cuento, bañarse juntos. Todo ello fomentará un apego seguro y un vínculo emocional sano entre padres e hijos.
- Favorecer juegos de imaginación, el juego simbólico, donde poder representar papeles de otros oficios y, también el juego en solitario, donde el niño esté acompañado pero deba realizar por sí mismo algo, como un puzzle, un collar con cuentas, un dibujo, construcciones…
- Hablar de lo que haremos cuando volvamos. Así entenderá que vamos a volver.
- La seguridad, la constancia, la comprensión y el cariño por parte del adulto al niño, son esenciales para superar esta etapa y hacer sentir al niño adecuadamente. Poco a poco irá pasando por estas fases y las superará con éxito mientras sepamos estar junto a él.
4 Comments
¡Me ha encantado Alejandra! Pues no entiendo por qué hay Escuelas Infantiles que no te dejan entrar dentro a estar con ellos un ratito antes de dejarlos, sobre todo los primeros días.. eso es algo que siempre me ha parecido fatal…..
Gracias Teresa. Se debería permitir esta flexibilidad en una etapa tan sensible para el niño, si o si, ya que la parte emocional debe tener una base en su desarrollo y prohibirle una buena adaptación no me parece o mejor. Gracias por tu comentario. Un beso!
[…] nuevo post en colaboración con Tutete, trata del momento en el que los niños empiezan a extrañar a aquellos que no son comunes en su […]
Mi bebe ahora, alos 9meses, llora cuando salimos de la habitación y sale corriendo a buscarnos. Antes no tanto. Puede ser debido a un cambio en sus rutinas del sueño? Hicimos algo parecido al duermete niño. Gracias