«La infancia es única y debe ser cuidada y respetada por todos, ya que marcará el futuro del niño y su forma de ver el mundo”.
Alejandra Melús es maestra de Educación Especial y experta en Atención Temprana e Intervención Psicomotriz y trabaja con niños de cero a seis años realizando sesiones individualizadas de tratamientos especializados.
Podéis seguirla en su blog Atención Temprana y Estimulación
Castigos, ¿sí o no?
Increíblemente el castigo sigue siendo el método más empleado para limitar la conducta de los más pequeños.
Si nos ponemos a pensar seriamente lo que esto implica, nos daremos cuenta de que a pesar de que hay cientos de corrientes educativas o métodos nuevos o más conocidos a nuestro alcance, la mayoría de la población sigue empleando las mismas conductas que hace muchos años atrás, las mismas incluso que empleaban nuestros abuelos con nuestros padres.
Pero, ¿imponer castigos a los niños es educarles?
Si un método funciona, aunque no sea de mi agrado, entiendo que haya gente que lo emplee, ya que no todos valoramos los pros y los contras y las diferentes secuelas emocionales. Pero ¿crees que castigar es efectivo? Bajo mi punto de vista profesional, no.
Castigar no es efectivo, ya que castigar sólo nos enseña una cosa: si no hacemos lo que se espera de nosotros, nos imponen un castigo. Es decir, acción-reacción. No me comporto de manera adecuada- recibo un castigo.
El castigo puede ser un grito, aislarnos del grupo dejándole solo como os contaba aquí, regañarnos en público, el rincón de pensar o incluso un cachete.
Pero, si realmente buscamos efectividad al emplear el castigo, por qué no nos preguntamos ¿qué es lo que logramos al castigar al niño?
Ponernos en su piel es lo más importante. Para todos los que me leéis, ya sabréis que soy muy insistente con la empatía, pero es el único modo de comprender al niño y actuar según sus necesidades.
Cuando un niño llega a un punto en el que hace algo que no deseamos que haga puede ser por varias razones: porque no tenga claro que lo que está haciendo esté mal, porque lo hace aún sabiendo que no debe o porque se encuentra ante una situación que no controla ya que no está razonando sino que está empleando sus emociones a la hora de actuar.
¿Cómo podemos ayudarle para remediarlo?
– Anticipándole lo que va a ocurrir dentro de la medida de lo posible a lo largo del tiempo.
– Estableciendo límites claros, sencillos y estables. Explicaremos qué se puede o no hacer en cada espacio antes de que suceda y recurramos al castigo.
– Motivar de manera positiva al niño, animándole a realizar cosas por sí mismo, apoyándole, dándole impulso en lugar de cortándole las alas constantemente.
– Proponer otras conductas alternativas a las que lleva a cabo, es decir, si vemos que va a saltar por donde no puede, podemos proponerle que salte en un lugar más seguro y apropiado para ello.
– Debemos anticiparnos a lo que sucede. Todos conocemos a nuestros hijos y sabemos que tras un límite pueden comportarse de un modo u otro. Por lo tanto, antes de que suceda la misma conducta, trataremos de evitarla y proponer una alternativa.
¿Qué alternativa podemos emplear para no castigar y encontrar una respuesta de aprendizaje en el niño?
– Si realiza algo de manera inadecuada, pararemos su acción, le cogeremos aparte, nos pondremos a su altura y le diremos con vocabulario adaptado a su comprensión, lo que está mal y no debe repetir. Le apartamos para que centre su atención en nosotros y poder hablarle sin distracciones, no como un castigo. Es algo puntual y momentáneo.
– Bajándonos a su altura le daremos una alternativa: «si quieres algo no debes pegar, lo puedes pedir con palabras («quiero la pelota») o puedes pedirme ayuda si la necesitas».
– No apartaremos al niño del grupo adjudicándole el papel del «malo del grupo». Lo que haremos es separar a ambos peques del conflicto y dialogar de manera sencilla, buscando que encuentren alternativas y aprendan estrategias de resolución de conflicto que más tarde emplearán sin ayuda del adulto y las harán suyas propias.
– Si un niño pega o emplea una agresión física, jamás responderemos con lo mismo, ya que no podemos enseñar a no pegar pegando. Podemos sujetar o contener sus manos o frenar su impulso de morder o tirar del pelo, pero sin emplear la violencia ni verbal ni física. Los niños absorben todo lo que ven y lo integran en su comportamiento. Debemos darles herramientas racionales, estrategias de relación y resolución de conflictos, que no les hagan comportarse de manera violenta o que produzca rechazo en el grupo.
– Si a pesar de todo ello el peque sigue fuera de sí y no quiere entrar en razonamientos, esperaremos a que poco a poco vaya bajando su nivel de ansiedad, su enfado, acompañándole en este proceso emocional, tratando de que estos tiempos sean cada vez menores siempre que ocurran y tratando siempre de potenciar un aprendizaje de lo sucedido, mostrándole cómo mejorar y dándole alternativas de comportamiento.
El castigo infunde miedo e inseguridad en el niño. Provoca que busquen aprobación continua del grupo, para de este modo no ser castigados y sí premiados por cómo se comportan.
No buscamos niños inseguros y en continua búsqueda de aprobación, sino niños que crezcan emocionalmente sanos, con capacidad de decisión, con un comportamiento sano y racional, con estrategias de relación y resolución de conflicto de manera autónoma.
Nadie dijo que educar fuera fácil. Normalmente lo más complicado y lo que más tiempo nos lleva, es lo más adecuado para la educación de nuestros hijos y lo que generará una recompensa y un verdadero aprendizaje en nuestros peques.
El desarrollo emocional es realmente importante a lo largo de toda la vida y más en la primera infancia que es cuando conformamos nuestro carácter y nuestra base del desarrollo.
Creemos niños seguros, conscientes de sus limitaciones, sin miedos, apoyados por sus modelos de aprendizaje los cuales son sus padres y su entorno más cercano.
2 Comments
Muy interesante el articulo, mi duda parte de la edad de mi hija, tiene sólo año y medio, todos me dicen que debo ir regañandole y corrigiéndole, y obvio siempre opinan que debo darle algún cachete (que no lo hago ni lo voy a hacer), pero siento q es muy pequeña y aun no entiende muy bien esas cosas. ¿Que debo hacer?
Bueno pues es muy fácil esto según se lee pero el hacerlo… yo en seguida pierdo los nervios.
Yo estoy en la fase de las palabrotas y ya no se que como hacerlo, no hay manera que dejen de decirlas