“Los mocos nos visitan en septiembre y no nos abandonan hasta marzo”, es una frase que seguro has oído (o incluso dicho). Y es que con la vuelta al cole llegan los mocos, la tos y los virus, lo que, lógicamente, preocupa a todos los padres.
Una realidad (septiembre y octubre marcan el inicio de los resfriados y contagios en niños) con la que aparecen muchos mitos que todavía hoy generan dudas en las familias sobre qué hacer y qué no para evitar prevenir los resfriados en niños.
En el blog de Tutete te hablamos de los mitos más comunes al respecto, de qué hay de cierto en ellos y te damos consejos prácticos sobre la salud de los niños en esta época del año.
Mitos y realidades sobre los resfriados infantiles
Tan común como un resfriado son los mitos que llevan asociados. Desmontarlos ayuda a saber más sobre la salud infantil de los peques y, por tanto, a cuidarlos.
Estos son los 7 mitos más comunes (y su realidad):
- Mito 1: Los resfriados se cogen por andar descalzo.
Realidad: los resfriados los provocan los virus, no el frío y los virus no entran por los pies. Además, piensa en los beneficios de que anden descalzos.
- Mito 2: Si no llevan gorro, se resfrían.
Realidad: como decíamos los resfriados no los provoca el frío. Eso sí, tened en cuenta que la parte del cuerpo por la que más calor se pierde es la cabeza y que, por tanto, llevar gorro ayuda a mantener el calor corporal.
- Mito 3: Los antibióticos curan el resfriado.
Realidad: los antibióticos son ineficaces frente a los virus. Lo que combaten son las bacterias que causan infecciones. De hecho, la OMS (Organización Mundial de la Salud) advierte del peligro de la resistencia a los antibióticos y recomienda un uso adecuado de ellos. Recuerda la importancia de no automedicar y usar antibióticos solo cuando los prescriba el pediatra.
- Mito 4: Si un niño tiene mocos, no puede salir al parque.
Realidad: al contrario, el aire libre es positivo (siempre que no tenga fiebre ni malestar). Lo que es importante es que tenga el hábito de sonarse los mocos y que se lave con frecuencia (y bien) las manos para no contagiar a otros niños.
- Mito 5: Los jarabes aceleran la curación.
Realidad: el resfriado no acaba antes por beber un jarabe (ni por tomar miel) porque sigue su curso natural (7-10 días). Lo que hace un jarabe (la miel, el jengibre…) es aliviar el malestar cuando les pica la garganta.
- Mito 6: Los suplementos siempre previenen resfriados.
Realidad: no hay suplementos milagrosos que eviten los resfriados. Los suplementos solo son útiles bajo indicación pediátrica.
- Mito 7: Si no le secas el pelo, se resfría
Realidad: Salir a la calle con el pelo húmedo no es sinónimo de resfriado. Si tu peque entra en contacto con un virus, puede resfriarse, pero no por tener el pelo mojado.
Desmontar estos mitos sobre los resfriados infantiles no solo tranquiliza, también evita prácticas innecesarias que no benefician a los niños.

8 consejos prácticos para padres en otoño
Como ves, los resfriados no los causa el frío, no se curan con antibióticos ni se previenen con jarabes. Son parte natural de la infancia y tu peque superará esta etapa sin problemas, con paciencia y buenos hábitos.
Con lo primero no podemos ayudarte, pero para lo segundo toma nota de estos trucos para cuidar de la salud infantil en otoño:
- Higiene de manos y toser en el codo: enseña a tus peques a lavarse (bien) las manos y a toser sobre el codo (y no sobre la mano) para evitar la propagación de virus.
- Descanso: dormir lo necesario refuerza el sistema inmunitario (además de ser muy importante para su rendimiento escolar).
- Alimentarse bien: seguid una alimentación rica en frutas y verduras de temporada. La OMS recomienda comer naranjas y mandarinas a diario por su gran aporte de vitamina que ayuda a prevenir y combatir los catarros.
- Hidratación constante: intentad que tengan agua a su alcance para que tomen sorbos cada poco tiempo y estén bien hidratados, ya que, entre otros beneficios, hidrata las mucosas de la garganta lo que calma la irritación y la tos seca.
- Ropa por capas: evitad tanto enfriamientos como sudores por sobre abrigarlos, ya que los cambios bruscos de la temperatura corporal pueden debilitar su sistema inmunológico.
Se aconseja llevar tres capas: la primera térmica (y transpirable) para mantener el calor y evitar que se acumule sudor; la segunda aislante (lana o forro polar); y la tercera, impermeable y cortavientos.
- Ventilación: acostumbraros a ventilar de manera frecuente los espacios cerrados ya que ayuda a reducir la concentración de virus en el aire.
- Control de la sequedad: si tenéis calefacción en casa, intentad que el ambiente no esté demasiado seco; un humidificador puede ser útil.
- Vacunación: hablad con vuestro pediatra sobre la necesidad (o no) de vacunar al peque contra la gripe.
Recuerda que los resfriados suelen durar unos días y que, como decíamos, hay que tener paciencia, pero en caso de fiebre persistente, dificultad respiratoria, decaimiento marcado o sospecha de complicaciones, no dudes en acudir a vuestro pediatra.
Por último decirte que es cierto que el otoño seguramente venga acompañado de mocos y toses, pero que también es una oportunidad para reforzar rutinas saludables y enseñar a los peques hábitos saludables que les servirán toda la vida.
Leave A Reply