Javier De Haro, psicólogo infanto-juvenil
En menos de dos semanas muchos niños van a comenzar el primer gran viaje de sus vidas: “el cole de los mayores”. Desde que nuestros hijos nacen vamos viendo cómo evolucionan, cómo aprenden y cómo nos sorprenden casi a diario. ¿Os acordáis de sus primeras palabras? ¿De sus primeros pasos? Pues ahora va a llegar un episodio donde va a ser inevitable pensar “¡qué rápido te estás haciendo mayor!”.
Para muchas personas, como dice la canción, lo importante más que los principios, son los finales. Pero lo cierto es que si empezamos bien este viaje, va a ser mucho más fácil disfrutar de la travesía y llegar a buen puerto. Por eso, aunque pueda suponer hacer malabares con los horarios durante varias semanas o recurrir al comodín de los abuelos, los periodos de adaptación son una gran estrategia para facilitar que los niños empiecen este viaje de forma progresiva, con naturalidad, confianza y seguridad.
Pensemos que nuestros hijos van a vivir un cambio muy importante en sus vidas. A partir de los 3 años las relaciones con sus iguales cobran una mayor importancia, van a tener que adaptarse a nuevas normas y rutinas, van a tener que esforzarse y concentrarse más para seguir dinámicas, tareas y juegos en clase. Van a tener que aprender a ser más autónomos, a gestionar más frecuentemente sus propios conflictos, a afrontar frustraciones, nervios o miedos. En definitiva, van a vivir muchos cambios que sin duda con un periodo de adaptación bien orquestado resultará mucho más sencillo.
¿Qué podemos hacer antes del periodo de adaptación del colegio?
Como siempre digo, la prevención, a la hora de educar, es una de nuestras mejores alidadas. Por eso, este decálogo con 10 sencillos pasos nos va a servir para que todos empecemos esta aventura con una sonrisa y muchas ganas:
1º En verano es normal que flexibilicemos muchas de nuestras rutinas habituales pero para empezar bien el curso es necesario volver a adaptar esas rutinas y horarios. Aquí destacaremos la importancia del sueño. No descansar les va a afectar mucho a cómo vivan este momento: peor humor, menor concentración, más ansiedad y preocupación, menos paciencia, etc.
2º Las prisas estresan y agobian mucho. Levantarse con tiempo, tener un margen para desperezarse o desayunar con calma, son ideas que nos ayudarán a ir relajados al colegio.
3º Implicarles en la elección del material escolar. Una mochila que le guste, un estuche de su personaje favorito, probarse antes el uniforme y ver lo mayor que está.
4º Ajustar las expectativas desde lo positivo. No se trata de engañar, pero tampoco transmitir innecesariamente preocupación o ansiedad. Mejor cambiar los típicos “tienes que portarte bien” o “tienes que trabajar mucho” por “vas a poder jugar mucho en el patio” o “vas a conocer a muchos amiguitos”.
5º Familiarizarse antes con el colegio. Haremos la ruta varias veces para que la conozcan y, si podemos, nos asomaremos para ver ese patio tan grande y bonito u otras cosas que puedan llamarle la atención.
6º ¿Hay compañeros o conocidos que vayan también a ese colegio? Poder jugar con otros niños con los que coincidirá en el colegio les va a permitir que no todo les sea nuevo. Incluso, si el primer día pueden entrar juntos, resultará mucho más fácil este paso.
7º Al dejarles en el colegio, mejor despedirse haciéndolo de forma natural, ágil y sin dramas. Si tenemos que comentar algo a la profesora delante de ellos, mejor señalar aspectos positivos del niño (le gusta cantar, los animales, es muy cariñoso, etc.) y dejar preocupaciones y otras cuestiones en privado.
8º Es legítimo y normal que tengamos preocupaciones, nervios o dudas. La comunicación con el colegio tiene que ser fluida siempre por los canales que os habiliten, pero tan importante es esta comunicación como que haya confianza y respeto por el trabajo de los profesores.
9º ¡Hora de volver a casa! Disfrutad con ellos, que os cuenten cómo ha ido. Mucha comprensión y comunicación. Por supuesto, ante cualquier conflicto o aspecto negativo que os puedan contar, no echéis más leña. Dad soluciones y resaltad lo positivo. En privado, si lo consideramos oportuno, ya contactaremos con el colegio pero volviendo al punto anterior: comunicación, confianza y respeto.
10º Si tenemos la posibilidad de coordinarnos con el colegio incorporando rutinas en casa que nos puedan parecer interesantes, más fácil va a ser que se adapte a esos cambios. Por ejemplo, al entrar en casa dejar la mochila en su sitio, o después de merendar, recoger la mesa y tirar los papeles a la basura.
Al principio puede parecer duro. Incluso, a veces, más para nosotros que para ellos. Pero, aunque suene a tópico y sea una idea muy reiterada, no hay nada más contagioso que nuestra actitud ni nada más educativo que nuestro ejemplo. Va a ser mucho más fácil que sean positivos, activos y resolutivos si nosotros lo somos. Recordad que habrá más de una ocasión que tendremos que repetir las cosas mil veces, pero siempre aprenderán más observándonos que escuchándonos.
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