Neus Moya. Podóloga infantil.
Antes de empezar con el texto, me gustaría aclarar que lo mejor en un bebé es que camine el mayor tiempo descalzo. Pero sabemos que en ocasiones es necesario calzarlo, y por eso este post.
Si hablamos de calzado, una de las preguntas estrella que me hacen cuando llega el verano es:
¿Le puedo poner a mi bebé zapatos que dejen libres los dedos o el talón?
Y es que da la sensación que si un zapato de bebé no “recoge” estas dos cosas, va a caminar mal o se va a enganchar con algo. Bueno pues vamos por partes:
- PUNTERA: no hay estudios que hablen acerca de las punteras abiertas o cerradas (o al menos yo no los he encontrado), así que lo que yo digo, es bajo mi propia experiencia con el calzado infantil. Nunca me han importado las punteras abiertas en zapato de bebé pero entiendo que de cierto reparo a la hora de ponérselos. Os diría que si el bebé esta en una fase inicial de adquisición de la marcha (es decir, que hace
menos de 6-8 meses que camina), donde el control es muy justo, veo más sentido un antepié cubierto. Esta puntera debe ser muy ancha, blanda y permitiendo el libre movimiento de los dedos. Es decir, que no afecte a la marcha pero que proteja frente traumatismos en las uñas y en los dedos.
Más adelante, cuando la marcha está más o menos establecida, sí me gustan los dedos al aire porque siempre tendrán más capacidad de movimiento, por muy ancha que sea la puntera. Pero como siempre digo, cada niño, cada desarrollo, cada circunstancia y
experiencia son únicos y determinantes en vuestras decisiones.. - LA TRASERA: ya sabéis que siempre recomiendo un contrafuerte inexistente en edades pequeñas. Pero ¿Qué pasa en verano? Pues que nos encontramos con muchas traseras que constan de una sola tira posterior.
En este caso personalmente no me gusta, porque son muchas las ocasiones en las que el talón de sale fuera del zapato. Pensad que los niños están trabajando en la propiocepción y que en la mayoría de las ocasiones tienen talones gorditos y que les “caen hacia adentro” y eso hace, que veamos como el talón del niño no encaja con el
tacón del zapato.
Por tanto siempre recomiendo que pueda tener una trasera con un contrafuerte inexistente. Es decir, no controla el movimiento del niño, pero sí le contiene y evita desplazamientos bruscos.
Esta recomendación no la sigo cuando se trata de un calzado específico, como por ejemplo unas cangrejeras para ir a la playa o piscina, en los que los requerimientos son otros.
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