Los personajes de ficción ayudan en las primeras etapas infantiles a que niños y niñas comprendan algunos aspectos de la vida que, de otro modo, resultarían demasiado abstractos para comprenderlos.
Con esta misma idea, para acompañar al futuro rey Alfonso XIII en su conocimiento de la vida, el escritor jerezano Luis Coloma recuperó un personaje de la tradición oral y le creó una historia sobre el papel.
Junto a su familia, el Ratón Pérez vivía en una caja de galletas en una pastelería situada en la calle Arenal número 8, de Madrid… De hecho, si pasas por allí encontrarás una placa que recuerda este hecho del cuento.

En la historia escrita por Luis Coloma, el Ratón Pérez acompañaba al Rey Buby, como llamaba cariñosamente al futuro rey su madre, la regente María Cristina, –ya ves, hasta los reyes tienen apodos cariñosos–. Le ayudaba a descubrir cómo es la vida más allá del palacio.
Este simpático ratón vestía sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo crudo y una cartera roja. Pérez quiere que el niño rey lo acompañe a recoger el diente de otro niño muy pobre, para así mostrarle que en el mundo también existen la pobreza, la injusticia y la desigualdad.
La magia del Ratoncito Pérez en casa
En casa también podéis poner una pequeñita puerta a la ilusión, para estimular su imaginación y su fantasía. La Puerta decorativa del Ratoncito Pérez está fabricada en madera contrachapada.
Tiene unas medidas de 12 x 9 cm y no se abre. Siempre podéis que sólo el Ratón Pérez tiene la llave y es el único que la puede abrir. 😉

Y para depositar los dientes y que los pueda recoger más fácilmente el Ratoncito Pérez bajo la almohada, tenemos unas pequeñas cajas para dientes. Y en el futuro pueden servir también para guardar todos esos dientes de leche, como un bonito recuerdo.
Son de metal, con diferentes formas:


Aunque hoy en día le recordamos principalmente por la recogida de dientes, este personaje aporta muchos más valores en la infancia y muchos educadores están recuperando esta historia para trabajarla en las escuelas.
Si les contáis a vuestros hijos esta historia, podéis alimentar esa ilusión con una visita a la Casa Museo de Ratón Pérez, en Madrid, donde conservan su memoria y la esencia de esta historia.
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