Las alergias en los bebés se producen como una respuesta inmunitaria a algún elemento concreto de algunos alimentos. El cuerpo lo identifica como un agente extraño y cuando lo vuelve a ingerir el sistema inmunológico reacciona como si fuera un supuesto ataque.
Hay una serie de alimentos a los que los bebés son más propensos a ser alérgicos: leche de vaca, huevos, harina de trigo, cacahuetes, nueces, cereales precocidos, chocolate y pescado.
En el caso de la leche de vaca, que puede ser la alergia más común, no tiene porque aparecer en el primer biberón que tome el bebé, ya que su cuerpo puede tardar un tiempo en detectar alguna sustancia como «mala» y reaccionar ante ella.
Si la alergia es inmediata, los síntomas más comunes son la clásica urticaria, una reacción de la piel que se presenta con rojeces, habones y picor. Además pueden aparecer diarreas, nauseas, vómitos, congestión nasal…
Cuando son bebés no existe un tratamiento médico para evitar esa alergia, por eso lo más eficaz es retirar esos alimentos o los que contengan la sustancia que da alergia a los pequeños. Aunque retiremos los alimentos es importante siempre consultar con especialistas y acudir al pediatra para que él nos aconseje mejor.
No os asustéis si el bebé sufre alguna alergia, ya que la solución es rápida y sencilla.
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